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El Castell de Bossòst, majestuosamente situado en la dirección del Tramuntana de la villa, se erige sobre la imponente roca conocida como Casteràs, en el raval de Sant Ròc. Este castillo, estratégicamente ubicado en la ribera izquierda del río Garona, entre los afluentes Casteràs y Pèira Roja, desplegaba su poderío defensivo en un territorio de gran importancia estratégica para el Valle de Arán, siendo clave en el control de las principales vías de penetración del Baix Aran.
Las ruinas de Casteràs presentan dos estructuras notables y claramente diferenciadas. Por un lado, la "Era Casteràs", una cueva-refugio ubicada al pie de la peña. Esta cavidad natural ha sido moldeada por la erosión a lo largo de los siglos, con una boca de unos 20 metros de anchura y aproximadamente 15 metros de profundidad. A pesar de las filtraciones de agua, su orientación hacia el sur favorecía la habitabilidad. Los agujeros excavados en la roca se cree que podrían haber servido como bases de antiguas estructuras de madera o, según las tradiciones, como escaleras que conducían al castillo moderno y a una posible torre de comunicaciones. Lo que queda de esta cueva-refugio sugiere la existencia de una fortificación primitiva, con una puerta centrada en el muro y una torre de defensa que controlaba el camino de acceso. Los vestigios de la primitiva muralla, con un espesor de pared entre 1 y 2 metros, están compuestos por sillares desbastados con martillo, de formas irregulares, unidos con mortero de arena fina y poca cal, dispuestos en hileras.
En la esquina este del conjunto fortificado, podemos observar las ruinas de una torre de defensa de origen medieval. Con unas dimensiones aproximadas de 5 x 4 metros, presenta diferentes soluciones técnicas. La parte exterior de la torre es ovalada y se encuentra adosada a la muralla, con una estructura intercalada que conecta los dos elementos, proporcionando una mayor defensa del camino y más espacio interno en la boca de la torre. Además, tanto el aparejo como el mortero utilizados en la construcción de esta torre son de mejor calidad que los empleados en la muralla.
Aunque la datación precisa de la construcción del Castell de Bossòst sigue siendo un enigma, el contexto histórico sugiere que la cueva-refugio de Casteràs pudo haber sobrevivido o sido reutilizada en los siglos XII y XIII. Es plausible que esta cueva-refugio se haya aprovechado como caballeriza del castillo en épocas posteriores.
El Castell de Bossòst continúa siendo un testigo silencioso de la historia que nos invita a explorar su pasado y a imaginar las historias que han tenido lugar entre sus muros a lo largo de los siglos. Su ubicación estratégica y su arquitectura singular nos transportan a tiempos remotos y nos invitan a contemplar la grandeza de este patrimonio cultural, que enriquece el legado histórico del Valle de Arán y nos conecta con nuestras raíces ancestrales. Cada visita a este castillo es un viaje al pasado, una oportunidad para maravillarnos con su majestuosidad y un recordatorio del valioso patrimonio que debemos preservar para las generaciones venideras.